The Peninsula Estambul mira al Bósforo, histórico cruce de caminos entre Asia y Europa de la que fue una de las grandes capitales del mundo.


Por Javier Fernández de Angulo

La llegada a The Peninsula Estambul sorprende por su espectacular ubicación en primera línea del llamado cuerno de oro, lugar por donde día y noche centenares de barcos se mueven entre Asia y Europa. Estamos en el estrecho del Bósforo cruce de caminos y hogar en el pasado de otomanos, persas, griegos y romanos, cuyo legado puede observarse en la mezcla de edificios –museos, hoteles, universidades y viviendas de lujo– que conviven con la arquitectura más vanguardista.


El edificio modernista del hotel –arquitectura de la escuela Bauhaus a la que se ha añadido un edificio de vidrio más contemporáneo– se impone en el corazón de la capital turca, lo que permite al visitante caminar en dirección a algunos de los monumentos más importantes de la ciudad, como el Palacio de Topkapi, construido por los otomanos en la década de 1460 tras la conquista de Constantinopla; los seis minaretes de la Mezquita Azul, con cuatro siglos de antigüedad, o Santa Sofía, templo encargado por el emperador bizantino Justiniano I en el siglo VI. Todo se siente cerca desde The Península, elegido por Virtuoso como el mejor nuevo hotel del mundo cuando se inauguró hace poco más de un año.

El spa de The Peninsula Estambul cuenta con ocho salas de tratamiento, un hammam blanco y duchas de sensaciones.


El interior ha respetado los orígenes del edificio gracias a la labor de la diseñadora turca Zeynep Fadıllıoğlu. Las habitaciones unen el confort tradicional con lujosas alfombras, grandes puertas lacadas, cortinas de damasco y cabeceros inspirados en la mezquita de Anatolia. Sin embargo, es la suite 550 la que roba el aliento con su terraza volcada al Bósforo, su alberca y su hammam privado. La tecnología en The Peninsula tampoco se queda atrás, con cargadores inalámbricos ocultos en los cajones de la mesilla de noche y paneles de control y de pared con pantalla táctil enfocados en hacer más fácil la vida de los huéspedes.


En cuanto a la oferta gastronómica, Gallada sorprende desde la azotea del hotel con una propuesta dirigida por el chef Fatih Tutak, que cuenta con dos estrellas Michelin en Turk, su otro restaurante en Estambul, y un menú inspirado en la Ruta de la Seda, de la que la antigua Constantinopla era punto de partida y llegada. 


Las sorpresas continúan con su magnífico spa, punto diferencial de la experiencia en The Peninsula gracias a sus instalaciones de primer nivel mundial. La alberca cubierta de 25 metros, atracción estrella, sorprende por su espectacular dimensión, además de ocho salas de tratamiento, un hammam blanco como el glaciar con incrustaciones de nácar, los baños de vapor y las duchas de sensaciones. Los elevadores situados en cada ala del recinto permiten a los huéspedes acceder discretamente al spa subterráneo ataviados con sus albornoces de lino turco.

La alberca exterior se suspende sobre el Bósforo como un apéndice más del famoso estrecho. 


Al atardecer, los minaretes iluminados ofrecen una vista inolvidable. Fuera nos espera el barrio de Karaköy, con su puerto bizantino, la cercana torre de Gálta y no muy lejos el museo de arte moderno de Estambul, obra de Renzo Piano. Termina el día mientras vemos navegar por el Bósforo ferries, barco-taxis y veleros en un agitado ir y venir. Pronto, los clientes de The Península tendrán a su disposición un yate a medida para realizar cruceros por el Bósforo acompañados de una copa de champagne mientras disfrutan de la silueta inmortal de una ciudad legendaria.


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