Redacción T Magazine México

  • Casa Madero: El viñedo más antiguo del continente mantiene una presencia solemne entre montañas y arquitectura histórica. Su encanto está en la quietud: un lugar donde el vino se bebe al ritmo del paisaje y la tradición sigue marcando el paso.
  • Monte Xanic: Una estética contenida que deja hablar al valle. Su mirador y sus vinos frescos hacen de la visita un ejercicio de contemplación moderna y silenciosa, perfecto para quienes buscan degustar sin distracciones.
  • L.A. Cetto: Clásico por definición. Sus campos amplios y cavas monumentales funcionan como una puerta de entrada al Valle de Guadalupe. Aquí se aprende, se prueba y se confirma por qué ciertos vinos se vuelven parte del imaginario colectivo.
  • Domecq: Un recorrido que mezcla historia y tiempo. Cavas antiguas, pasillos largos y vinos suaves construyen una experiencia que honra las primeras rutas del vino en la región.
  • Rolu: Un proyecto joven con mirada íntima. Producción pequeña, diseño limpioy vinos que apuestan por la creatividad sin perder precisión. Una bodega para quienes disfrutan descubrir lo nuevo antes de que se vuelva tendencia.

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