
Redacción T Magazine México
La vida moderna rara vez concede respiros, por eso diseñar puede ser también una forma de resistencia. Piztola mira hacia la Costa Azul y encuentra allí no solo un paisaje sino un ritmo que se mueve en líneas limpias, arquitectura mínima, una elegancia que se sostiene en la serenidad. Cap-Ferrat es la colección que traslada esa atmósfera al mobiliario, no ya como réplica turística sino como traducción de un estilo de vida donde la pausa se convierte en mood.


Los materiales elegidos son parte de esa construcción. Estructuras metálicas para la permanencia, tejidos ligeros para la frescura, acabados sobrios que no se imponen, apenas susurran. El resultado es un mobiliario que imagina días soleados al aire libre, donde la función se vuelve también invitación al descanso. Nada busca el brillo inmediato, todo apuesta por lo duradero, por la estética que resiste al tiempo.

Cap-Ferrat es atmósfera. Un recordatorio de que el verdadero lujo no está en el exceso sino en la capacidad de simplificar, de crear un refugio que no se agote en la moda. Cada mesa, cada asiento, se inscribe como parte de un verano interminable, un eco de calma en medio de la vorágine que vivimos a diario. Nos gusta esta invitación.