Collar Comète de la colección Bijoux de Diamants de Chanel de 1932.

La hija de un vendedor ambulante y una trabajadora doméstica, Gabrielle Chanel —Coco, como llegaría a ser conocida en todo el mundo— nació en Saumur, Francia, un pueblo comerciante medieval a orillas del río Loira, en 1883. Tras la muerte de su madre en 1895, se cree que Chanel pasó la mayor parte de su adolescencia junto a sus dos hermanas en la abadía de Aubazine, un monasterio cisterciense del siglo XII en la región francesa de Corrèze. Los motivos cósmicos del convento románico, entre ellos un mosaico de estrellas y una luna creciente incrustados en el suelo de piedra, sirvieron como fuente de inspiración para la única colección de alta joyería de Chanel, Bijoux de Diamants. Presentadas por primera vez en 1932 en su casa en París, las aproximadamente 50 piezas de diamantes incluían aretes en forma de meteorito y anillos que evocaban soles resplandecientes. Concebidas con monturas invisibles, las piezas no tenían broches ni cierres, pues Chanel los detestaba. Su ausencia fomentaba el movimiento y la versatilidad: los collares podían transformarse en juegos de pulseras; los broches servían también como pasadores para el pelo y dijes. “Mis joyas nunca están aisladas de la idea de la mujer y su vestido”, dijo alguna vez. “Dado que los vestidos cambian, mis joyas son transformables”.

Este otoño, como parte de su colección de alta joyería Reach for the Stars, la casa Chanel continúa con el lanzamiento de 109 piezas inspiradas en tres de los emblemas recurrentes de la modista: cometas, alas y leones. Entre dijes de zafiro con motivos aviares y sautoirs con cadenas entrelazadas en oro con acabado negro, la verdadera luminaria de la colección es un par de aretes Rise and Shine, cada uno concebido para evocar una estrella fugaz distinta. Creados en oro blanco de 18 quilates y diamantes de pulido natural, rinden homenaje a la legendaria gargantilla de cometa creada por Chanel en 1932, que llevaba una estrella de cinco puntas sobre la clavícula y una cola en forma de cinta orbitando el cuello. Estas colas de diamantes pueden desmontarse o intercambiarse entre los aretes, de modo que caigan a distintas longitudes asimétricas. Ardiente y siempre cautivador, el cometa simboliza el optimismo y la individualidad, una representación del espíritu de una maison con 115 años de historia.

Asistente de fotografía: Thomas Cecchelani; en la fotografía: Robert Bresson, bijoux de diamants, Chanel, 1932 © ADAGP, París, 2025.


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