cortesía del proyecto.

Redacción T Magazine México

Hay colaboraciones que nacen del afán por sumar disciplinas y otras que, sin declararlo, construyen un pequeño manifiesto. Fête de la Mesa, la propuesta festiva de Etéreo, Auberge Collection en Riviera Maya, pertenece a esta última categoría. Aquí la mesa no es superficie sino relato; un lugar donde los objetos creados por Perla Valtierra y la cocina del chef Carlos Segura se encuentran para narrar —a través de texturas, tonos y gestos— una forma de habitar la temporada.

La cerámica de Valtierra, reconocida por su estética contemporánea de raíz artesanal, sostiene la experiencia desde su propia materialidad. Sus tonos tierra, sus formas pensadas para compartir y la calidez que desprenden incluso antes del primer platillo, permiten que la gastronomía se lea de otra manera: más cercana, digamos,  táctil, más consciente de que comer también es tocar. Lo artesanal funciona como una declaración sobre cómo se construyen hoy los rituales alrededor del alimento.

cortesía del proyecto.
cortesía del proyecto.

El menú de seis tiempos —servido en Pixan, el comedor privado al aire libre del resort— encuentra en estas piezas un territorio ideal para desplegar su narrativa. Tacos de pork belly, magret de pato y reinterpretaciones de ingredientes locales conviven con cerámicas que evocan la Riviera Maya y el oriente de México, creando una sinergia entre paisaje, mesa y memoria. No es solo una cena; es una coreografía entre manos, luz, barro y sabor.

La colaboración se extiende más allá de la experiencia gastronómica. Dentro de SANA, el spa de Auberge, una ventana de retail reúne candelabros, jarrones, copas y objetos representativos de Valtierra, ofreciendo a los huéspedes la oportunidad de llevar consigo una pieza del universo que habitaron por unas horas. La artesanía, entendida como presencia y permanencia, encuentra así un nuevo cauce.

Fête de la Mesa permanecerá abierta hasta el 4 de enero. En un año donde las celebraciones buscan volver a lo esencial, esta propuesta recuerda que la mesa sigue siendo un lugar para mirar, compartir, tocar y celebrar la belleza que ocurre cuando el diseño conversa con la gastronomía.


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