Desde Teotitlán del Valle, Luvia Lazo fotografía lo incómodo y lo tierno, lo político y lo íntimo. Su cámara no busca folclorizar, sino provocar: registrar la vida en los matices que suelen incomodar, entre abuelos, manteles, mercados y duelos que permanecen en los altares familiares. Una conversación sobre pertenencia, tradición y belleza en el caos.