
Redacción T Magazine México
En una ciudad donde el arte suele habitar el blanco neutro de las galerías, Obracero llega a desafiar la inercia. La muestra Obracer°, obras en acero ocupa Adhesivo Contemporary con una claridad sencilla: el material no es solo soporte, es relato. Desde Morelia, donde se ubica el taller de la plataforma, Obracero ha construido un puente entre la manufactura precisa y la experimentación estética que define esta exhibición.
El estudio de Emilio Alvarez Abouchard Arquitectura —cómplice en este proyecto— reconfiguró el espacio para subrayar un gesto poco frecuente: habitar el acero. No se trata de un montaje frío ni técnico, sino de una atmósfera que acompaña las piezas en su tránsito entre objeto y escultura. El resultado es un entorno que respira carácter, un hogar efímero para piezas que piden ser vistas de cerca, con la calma que exige la materia cuando se vuelve forma.
La selección reúne colaboraciones con Mizraim Cárdenas, Rodrigo Siller y Jorge Diego Etienne, artistas que coinciden en una sensibilidad común: tensionar los límites del material sin perder su contundencia. A ello se suman los diseños de Alvarez Abouchard, como el Biombo FAAANTÁSTICO, construido con acero inoxidable y láminas de ónix fantástico de ONICE, o la Poltrona VACAAA. Obras que, más que mobiliario, funcionan como declaraciones sobre cómo se habita la solidez.



Y en medio del recorrido aparece un gesto lúdico, casi clandestino: El Club del Martini, un speakeasy diminuto incrustado en la galería. Es un respiro y una sorpresa; un recordatorio de que el arte también se disfruta desde el ritual pausado de un trago bien hecho.
La exposición —abierta al público hasta el 15 de diciembre— convierte a San Miguel Chapultepec en una escala obligada para entender cómo el acero puede desplazarse de la industria al imaginario artístico con una fluidez inesperada. Obracero propone un modo distinto de mirar la materia; hablamos de algo menos rígido, más humano.