Redacción T Magazine México

Renata Morales nació en la Ciudad de México, pero creció en movimiento constante entre México, Francia, Texas, Quebec. De esos desplazamientos heredó dos pulsiones —una interior, vibrante, que alimenta su mundo imaginario, y otra exterior, una curiosidad inagotable por la complejidad del alma humana

Su obra no se puede reducir a una sola disciplina. Es dibujo, cerámica, textil, pintura, objeto, instalación. También es vestuario, dirección de arte y lenguaje visual. En su trayectoria ha colaborado con Arcade Fire, Grimes, Denis Villeneuve y el Museo de Bellas Artes de Montreal.

Pero en su universo, esas colaboraciones no son hitos sino extensiones naturales de una misma búsqueda, la de conectar pensamiento, cuerpo y emoción a través de la materia.

Foto cortesía: Adhesivo contemporary – Art Gallery.
Foto cortesía: Adhesivo contemporary – Art Gallery.

En Inane and Mundane Evolutionary Tales of Fear, Love and Horror, su exposición en el Dallas Contemporary, Morales presentó más de 700 piezas entre cerámicas, dibujos e instalaciones que exploraban lo que ella llama “el área gris entre el modernismo y la artesanía”. En esas obras, las capas de color evocan fluidos, toxicidad o belleza extrema. Energía en estado puro, un caos armonioso donde la construcción y la destrucción conviven.

Su pensamiento, de raíz posconceptual, se opone a la idea de que el arte deba reverenciar formas clásicas o ideales de belleza. En cambio, se desplaza entre la pintura renacentista, el grafiti urbano y las marcas del tiempo, como si todo perteneciera al mismo cuerpo. Morales pinta, modela o ensambla desde el impulso. Cada gesto es un manifiesto contra la pasividad, una afirmación de que el arte sigue vivo, inquieto, visceral.

Foto cortesía: Adhesivo contemporary – Art Gallery.

En Guadalajara, donde ha instalado su taller, el barro se vuelve interlocutor. Allí trabaja cerámica como si fuera una extensión del dibujo, una superficie para narrar identidades fragmentadas, rostros imposibles, reliquias que se resisten al silencio. En cada pieza hay un eco de lo sagrado, pero también de lo cotidiano.

Actualmente, parte de su trabajo se exhibe en Adhesivo Contemporary, galería que representa a Morales en México y que ha impulsado su obra hacia nuevas lecturas. 

En cada pieza hay un eco de lo sagrado, pero también de lo cotidiano. Renata Morales pertenece a una generación que rehúye la categoría. Su arte, atravesado por el exceso y la emoción, existe para recordarnos que la belleza a veces se encuentra en aquello fragmentado.


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