
Por Cynthia Rosenfeld
Rose Fournier, la diseñadora de interiores suizo-francesa propietaria de Tarabel Marrakech –el riad de 10 habitaciones que abrió en la ciudad marroquí en 2007–, pasó los últimos cinco años renovando una mansión del siglo XIX en el barrio de Lapa, en Lisboa.
Situado sobre una calle empedrada frente a la residencia del embajador de Estados Unidos, Tarabel Lisbon abrió el pasado enero detrás de una fachada pintada en esmalte azul, en homenaje al Palacio de Queluz, construido en 1747 para la primera gobernante femenina de Portugal.
Para lograr los interiores relajados y elegantes de su nuevo hotel, Fournier recorrió mercadillos franceses en busca de muebles antiguos (“Todo lo de la época de Napoleón III resulta cómodo”, afirma) para combinarlos con sofás franceses forrados de lino y una chimenea de piedra que trajo de su chalé privado de Megève, además de estanterías con trampantojos y jaulas de pájaros del pintor Gonçalo Jordão.
Las nueve habitaciones, distribuidas en cuatro niveles, tienen vistas al río Tajo, y algunas se extienden a terrazas privadas. Carpinteros franceses especializados que trabajan en el Palacio de Versalles tallaron a mano intrincados trabajos en madera de treillage para algunas de ellas, mientras que los armarios fueron acabados en cuero por artesanos marroquíes. Los loros verdes surcan el cielo sobre el jardín exclusivo para huéspedes, rodeado de jacarandas. También hay una piscina de azulejos de cristal climatizada todo el año.
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