Foto cortesía de Rob Strati

Redacción T Magazine México

El trabajo de Rob Strati nace de un accidente doméstico y se despliega como una declaración estética y vital. Cuando un plato de porcelana, heredado de generación en generación, cayó al suelo y se hizo añicos, lo que parecía un final se convirtió en el inicio de una nueva serie, y de un nuevo lenguaje. Así surgió Fragmented, el cuerpo de obra que hoy define buena parte de su práctica y que coloca a la fragilidad como punto de partida, no como derrota.

Con más de treinta años de trayectoria, Strati ha transitado entre el dibujo, la artesanía y el diseño, siempre con una atención precisa al gesto manual. En Fragmented, el artista no repara la porcelana rota: la prolonga. Extiende las grietas con tinta, dibuja sobre las fracturas, y permite que el quiebre continúe su recorrido. El resultado no es una restauración, sino una expansión del daño, una forma de honrar lo que se perdió sin intentar borrarlo.

Esa tensión entre lo frágil y lo resiliente atraviesa toda su obra. Cada pieza habla de memoria, de herencia y de la posibilidad de reconfigurar lo que parecía destinado al olvido. No es casual que su trabajo haya resonado en contextos tan diversos: desde exposiciones internacionales y la Royal Academy Summer Exhibition, hasta publicaciones como The Art Newspaper, Colossal o Die Zeit. Su lenguaje conecta lo personal con lo colectivo.

Foto cortesía de Rob Strati
Foto cortesía de Rob Strati

En años recientes, la obra de Strati ha captado también la atención institucional. Curadores y conservadores del Guggenheim y del Metropolitan Museum of Art han seguido de cerca su práctica, interesados en esa frontera difusa entre arte, objeto y archivo. A ello se suma una colaboración global con Apple, centrada en la imaginación y el valor del oficio, que amplió aún más el alcance cultural de su trabajo.

Foto cortesía de Rob Strati

Lejos de agotarse en una sola serie, Strati continúa expandiendo su universo. Service, otro de sus proyectos, enlaza ideales estadounidenses con la historia de la porcelana, mientras que encargos de gran escala —como el Delta One Lounge en el aeropuerto Logan de Boston— llevan su lenguaje a espacios públicos y arquitectónicos.


TE RECOMENDAMOS