
Redacción T Magazine México
Metate toma su nombre de una herramienta que ha molido historia. La premisa es honrar los oficios de México sin congelarlos en vitrina. En sus mesas conviven platos, tazas y mezcaleros que nacen de manos expertas y procesos antiguos —horno, torno, bruñido, esmaltes tradicionales— y llegan a la vida moderna con una estética sobria, funcional y, sobre todo, honesta.


La tienda opera como un puente entre talleres y ciudad. No se trata solo de “vender” objetos, sino de reconocer el tiempo que hay en cada pieza: la arcilla preparada, el secado paciente, el pulso que deja huella. El modelo privilegia el comercio justo —precios dignos, planeación de pedidos, continuidad— para que los artesanos puedan sostener su práctica sin concesiones. El resultado son colecciones que respetan el origen y se permiten el juego, piezas intervenidas, diseños exclusivos y series pequeñas que escapan a la repetición industrial.
Al frente, Constanza Antoni ha recorrido comunidades del país, trabajando codo a codo con maestras y maestros para fortalecer procesos y, cuando hace sentido, desarrollar diseños contemporáneos. La curaduría no busca exotizar, sino dialogar, llevar a la mesa urbana un objeto que conserva memoria, técnica y carácter.

Metate es, en síntesis, un estilo de vida con raíz. Un recordatorio de que la belleza también es infraestructura social: lo que usamos todos los días puede sostener oficios, lenguajes y territorios. Para verlo de cerca, basta entrar a su Concept Store en Ciudad de México (Colima 232, Roma Norte).