Por Alfonso Parra
Norma Listman y Saqib Keval parecen hechos el uno para el otro. “Nos conocimos en el restaurante de una amiga en común en Oakland, California”, cuenta Listman sentada en la sede de Masala y Maíz, su restaurante en la Ciudad de México. Se miran con complicidad mientras recuerdan como él trabajaba allí durante las noches como parte de un proyecto llamado People’s Kitchen Collective. “Me caía un poco gordo, porque siempre estaba estorbando en la cocina”, dice Listman con una sonrisa. Así surgió el “flechazo” y cuando la chef regresó a México, Keval fue a visitarla e hicieron varios pop-ups. “Fue la primera vez que cocinamos ya con libertad creativa, los dos solos, y fue súper bonito”, explica. Gracias a ese primer menú, se dieron cuenta de que había algo interesante y emocionante que querían seguir explorando.
Era 2017 y cada uno había pensado en emprender proyectos individuales. Sin embargo, inesperadamente, alguien les ofreció un local para rentar en la ciudad. “Norma me dijo: ‘Me encantaría que fueras parte de ese proyecto, pero debes decirme en un par de semanas si estás interesado’”, cuenta Keval, quien no lo pensó dos veces y se mudó a México. Poco tiempo después nació Masala y Maíz (masala significa “mezcla de especias”).
El primer menú que elaboraron en conjunto incluía los esquites Maca y Paca, los camarones Castelar, un delicioso arroz con nueces y pasas y un adobo de achiote que incluía a su vez mucha masala. Casi todos son íconos del lugar y han permanecido en su menú. Todos estos platillos, y los demás, llegaron como resultado del proceso de explorar los puntos de encuentro de la comida de México, India y el este de África (la familia de Keval es de India y luego emigró a África. Él nació en Oakland, California, mientras que Norma es mexicana, nacida en Texcoco, Ciudad de México).
Desde el pasado diciembre, Masala y Maíz se encuentra en una nueva sede que hace felices a ambos. Tal y como resume Listman: “Es una muestra de que ambos hemos crecido de la manera que queremos y que representa lo que somos. Nos ha costado siete años llegar hasta acá, pero amamos venir a trabajar, y eso se refleja en lo que estamos poniendo en los platos”. Durante un día normal en su restaurante, Listman está mucho en la cocina, mientras que Keval, su esposo, está activo todo el tiempo pendiente de las mesas o en el área de vinos. Ahora, se reparten las responsabilidades del restaurante con las de su bebé de poco más de un año, quien los acompaña allí durante los fines de semana.