Katya Echazarreta no solo está dispuesta a ir a la Luna, quiere mayor participación de las mujeres en la industria aeronáutica. Su presencia en los medios busca que otras mujeres se incorporen a la aventura del espacio. Crédito: cortesía de Omega.



Por Javier Fernández de Angulo

En junio de 2020, la mexicana Katya Echazarreta (Guadalajara, 1996) se convirtió en la primera mujer mexicana en participar en una misión espacial: el vuelo NS-21, el quinto tripulado llevado a cabo por la compañía aeroespacial Blue Origin. Para lograrlo, se vio obligada a enfrentar desafíos culturales y sociales, además de superar a los otros 7,000 candidatos que se postularon a la iniciativa de Space Humanity. Un círculo que cerrará en 2027, cuando lidere la primera misión espacial formada al completo por un equipo latino que la presidenta de México Claudia Sheimbaum anunció el pasado noviembre con el objetivo de dar un nuevo impulso a la industria aeroespacial mexicana. 



T MÉXICO: ¿Qué significó para ti viajar al espacio?
KATYA ECHAZARRETA: Al inicio no entendía la magnitud de subir al espacio, pero con el tiempo comprendí que era una gran responsabilidad, y más allá de esto me preguntaba qué podría hacer con esta posición, con esta voz que ahora tengo y cómo usarla para crear algún cambio positivo en la sociedad. 


Ahora que tienes mayor visibilidad, ¿cuál es tu misión?
Es un trabajo importante. Busco crear más oportunidades. En el camino me he dado cuenta de que falta esperanza. Al principio me enfrentaba a la resignación, pero fuimos trabajando y estamos en un punto en el que la gente nos cree y siento un cambio en sus miradas: es la emoción que estamos logrando.


¿Cómo perfilaste tu camino hacia las estrellas?
Desde que era niña, más allá de ser científica, soñaba con viajar al espacio. La manera que tenía para lograrlo era estudiar ingeniería, aprender, trabajar con la tecnología, conocer más de la industria espacial y, ya estando ahí, dar el paso de salir al espacio. Sin embargo, solo el 20 por ciento de las personas que trabajan en la industria son mujeres. Creo que en todas las carreras científicas y tecnológicas hay mucho camino que recorrer. En los últimos años, hemos avanzado, pero estoy segura de que en los siguientes estas cifras subirán. Nunca ha sido un tema de si a las mujeres les gusta el trabajo o no, si no de las dificultades para acceder y el trato que se les da. Próximamente, vamos a poder ayudar a que muchas niñas que comparten ese sueño lo puedan cumplir.


¿Cómo fue llevar la bandera de México en esta misión?
Es importante entender cómo sucedió este viaje. Yo soy mexicana, pero la oportunidad no llegó de México. Una mexicana lo logró, pero con el apoyo de otros países. Lo que busco es que mis compatriotas que quieran viajar, lo puedan hacer desde aquí.

En junio de 2020, la mexicana Katya Echazarreta (Guadalajara, 1996) se convirtió en la primera mujer mexicana en participar en una misión espacial: el vuelo NS-21, el quinto tripulado llevado a cabo por la compañía aeroespacial Blue Origin. Crédito: cortesía de Omega.


¿Por qué nos tardamos medio siglo en volver a la luna después de que Estados Unidos lanzara el programa Apolo?
Cabe destacar que, en sus inicios, la industria espacial estaba enmarcada en el contexto de la Guerra Fría. Entonces la antigua URSS y Estados Unidos priorizaron llegar a la Luna, y los presupuestos que tenían no eran de tecnología o de ciencia, si no militares, que son mayores que los recursos destinados a la investigación. Al terminar la guerra, les quitaron el presupuesto militar y volvieron al presupuesto científico, por eso pasó tanto tiempo, pues se perdió el acceso a la alta tecnología de hace 50 años, los componentes ya no existen o están obsoletos, por lo que hay que diseñarlo otra vez. Prácticamente partimos desde cero.


Algunos astronautas comparten la experiencia de ver la Tierra desde fuera como una sensación impactante. ¿Cómo fue para ti?
Mi trabajo fue una misión psicológica. Queríamos analizar el efecto perspectiva, que es un cambio psicológico que experimentan las y los pilotos y científicos, algo que le sucede a la gente que ve la Tierra desde fuera. He tenido el privilegio no solo de vivir esta experiencia, si no de analizar científicamente qué le sucede a una persona cuando la vive. Sabemos que todas las personas que han viajado al espacio experimentan un cambio psicológico grande y muy real, y al volver sienten que ya no es suficiente vivir para sí mismos, sino que es necesario vivir para ayudar a los demás. Al principio, crees que volviste igual, pero pasan los meses y tomas decisiones muy diferentes, que no hubieras tomado antes. Mis prioridades están cambiando; ya no quiero solamente lograr un éxito para mí o alcanzar una aspiración personal. Ser la primera ya no es la meta.


Ahora la Humanidad mira con esperanza hacia el firmamento. ¿Cuál es el compromiso de la industria espacial en cuanto a buscar soluciones para la tierra y para la Humanidad?
El planeta está dañado por la huella humana, por eso nuestra prioridad es entender cómo podemos usar la tecnología para protegerlo. No se trata de irnos y buscar otro globo terráqueo, sino de salvar al mundo. Tenemos naves que nos pueden ayudar a redireccionar algún asteroide que se dirija hacia la Tierra. También disponemos de satélites que observan qué pasa en la esfera terrestre para prevenir, evacuar o disminuir los daños de un incendio o algún desastre natural. Otra tarea es afrontar que tenemos recursos limitados en la Tierra. Estamos al límite, usando los recursos de manera irracional. Por eso las misiones de minería espacial a la luna buscan conseguir materiales para construir en el lugar o rescatar recursos que necesita nuestro planeta. 


¿Qué nos puedes platicar sobre trabajar en la misión Europa Clipper de la NASA, que se probablemente se lanzará este 2024?
Yo fui líder de pruebas en Europa Clipper, una misión de la NASA. El objetivo era investigar la luna de Júpiter, Europa, cuya superficie está congelada y que tiene más agua que la Tierra. Para el mundo científico es muy importante analizar qué sucede en esta luna que avienta toneladas de agua hacia el espacio constantemente, pues conocer lo que contiene el agua es primordial. Sin embargo, si hoy fuéramos a Júpiter tardaríamos seis años en llegar. 


Veo en tu muñeca el Speedmaster Moonwatch Dark Side of the Moon, un tributo a la misión Apolo 8 de Omega, la firma que acompañó a los astronautas en su llegada a la Luna. ¿Cómo se mide el tiempo fuera de la órbita terrestre?
El reloj es una de las herramientas más importantes cuando estás en el espacio. Allí, la disciplina y los horarios lo son todo. Cuando vives en el espacio el tiempo es lo más prioritario, pues todo está organizado al segundo. Otras herramientas importantes son los filtros, ya que los y las astronautas beben su propia orina filtrada. Además, ahora cuentan con acceso a internet y alimentos deshidratados, no pastillas, aunque la NASA tiene investigaciones para desarrollar comida espacial, pero es un área que aún necesita mucho desarrollo.


¿Y qué hay de la vida en el espacio? Desde la perspectiva científica…
Yo hablo de las estadísticas por las galaxias que existen, los sistemas solares similares que hay en el espacio, los planetas. Hay demasiado en el universo, y las estadísticas nos dicen que lo más probable es que sí. Ahora, si pensamos en vida más avanzada que la nuestra los números bajan, pero hablando de vida microscópica es lo más probable.


¿En qué momento empiezas a perseguir tu carrera como astronauta?
Cuando era niña, le decía a mi mamá ‘quiero viajar al espacio, quiero ser ingeniera’, y ella siempre me animó diciendo que tendría que superar muchas dificultades y prepararme bien, pues hay una diferencia entre soñar y trabajar para lograr los sueños.


¿Nos puedes platicar sobre la fundación que creaste para impulsar el acceso de los mexicanos y mexicanas a la industria espacial?
Decidí crear la Fundación Espacial Katya Echazarreta en México. Con ella queremos apoyar a todo el talento de América Latina que no tiene acceso a la educación o entrenamientos y a profesionales de diferentes ámbitos que quieran esa transición. Entiendo que si estamos trabajando para abrir una industria y crear oportunidades, también debemos hacer algo para preparar a las personas. Por eso hicimos un primer campamento aeroespacial de cuatro semanas para 100 jóvenes de 13 a 15 años, con becas. La industria es mucho más grande de lo que pensamos, e implica muchas disciplinas además de la tecnología, por ejemplo la alimentación, el diseño, la nutrición, la medicina, el arte, la psicología, la arquitectura y las leyes espaciales. 


¿Qué sueño te falta por cumplir?
Ir a la Luna a bordo de una misión mexicana. 


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