Foto cortesía Island Cultura.

Carolina Chávez

Entre la luz mediterránea y las orillas de Paros, India Leire encontró un nuevo punto de equilibrio entre el cuerpo y el entorno. Formada en la École des Beaux-Arts de París y nacida en Margate, un puerto inglés donde el mar impone su carácter a la vida cotidiana, Leire ha mantenido un vínculo constante con la naturaleza. Su paso por la residencia Island Cultura en Grecia no fue una estancia artística al uso, sino una exploración física y emocional del territorio, hablamos de caminar, observar, recolectar, traducir.

Durante cinco semanas, la artista recorrió la costa de la isla —sus formaciones rocosas, los troncos arrastrados por la marea, los árboles que el viento torció— hasta encontrar en la porcelana el vehículo de una sensibilidad frágil pero resistente. En obras como The Depths of My HeartMetamorphosis o Changing Perspectives, la materia se convierte en metáfora: la porcelana como piel, el paisaje como espejo, la melancolía como acto de observación.

Foto cortesía de la artista Foto cortesía de la artista
Foto cortesía Island Cultura.

Leire entiende el arte como diálogo. En All the Beauty You Choose Not to See, toma el símbolo del ojo griego —protector y vigilante— para recordarnos la responsabilidad colectiva hacia la Tierra. En Hope, la unión entre la madera y la porcelana plantea una reconciliación posible entre lo orgánico y lo hecho a mano, entre la naturaleza y el gesto humano.

Su pieza Natures Lament propone algo más radical: un poema de William Wordsworth, de 1802, reescrito en un idioma sin palabras. La artista sustituye letras por piedras y madera, haciendo del paisaje un sistema de signos. El resultado no es una reinterpretación, sino una traducción a un lenguaje anterior al lenguaje: el de la materia.

Leire y Stelios x @nadiaros para @fosparos. Foto cortesía Island Cultura.

En su diario visual The Diary of a Melancholic Wanderer, Leire abandona el silencio para escribir su propia topografía emocional. Cada definición codificada, cada trazo o fragmento de porcelana, es un registro de la experiencia como tránsito.

The Chronicles of a Melancholic Wanderer no es una colección de piezas, sino una forma de habitar el mundo. Es el relato de una artista que transforma la observación en contemplación y la melancolía en una práctica espiritual. En sus obras, el tiempo no pasa, en realidad parece que se sedimenta.


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