
Redacción T Magazine México
El fin de año en Punta Mita se cuenta por momentos, por la proyección de un plan espectacular. Desde las cenas de Acción de Gracias hasta la última copa de champaña frente al Pacífico, todo ocurre bajo esa luz dorada que parece filtrarse en cámara lenta. No es un destino de invierno; es una estación propia.
El inicio de la temporada llega el 27 de noviembre, cuando Pacífico Beach Club y El Surf Club abren sus cocinas para rendir homenaje al ritual de Acción de Gracias. Pavo rostizado, ensaladas frescas, postres de temporada y ese tipo de sobremesas que se prolongan hasta que el cielo se vuelve azul oscuro. Entre karaoke, ritmos latinos, proyecciones de cine bajo las estrellas y la tradicional liberación de tortugas, los días transcurren entre la música y la marea.
La Navidad en Punta Mita tiene otro ritmo. Santa Claus llega en sandalias, y el brunch navideño se convierte en una fiesta para los sentidos: niños con la mirada emocionada y adultos que descubren sabores locales reinterpretados con la elegancia relajada que define al destino.

Pero la verdadera promesa del Pacífico ocurre el 31 de diciembre. Dos escenarios concentran la energía de quienes buscan despedir el año con estilo: la cena frente al mar en Pacífico Beach Club, con ravioli de langosta, carpaccio de res o rib eye con vino Nebbiolo; y la ya legendaria White Nights en Kupuri Beach Club, donde la gastronomía se mezcla con la música en vivo y la espuma del mar. Todo blanco, todo brillante, todo efímero y, por eso mismo, inolvidable.


En Punta Mita, cada encuentro parece concebido para volver a lo esencial, el placer de comer bien, la belleza de lo simple y esa intuición de que el mar conserva lo que el tiempo no. Más que despedir el año, aquí se aprende a celebrarlo con calma, en una coreografía de sabores, brisa y memoria.