Hyeri Lee, estrella pop y actriz surcoreana —miembro del grupo musical Girl’s Day— encarna una energía vibrante y dinámica, reflejada en una imagen fresca y desenfadada que irradia el lado más juguetón de Vara. Crédito: cortesía de Ferragamo.

Redacción T Magazine México

Hay objetos que sobreviven a las décadas sin perder su sentido. El lazo Vara, creado casi por casualidad por Fiamma Ferragamo a finales de los años setenta, pertenece a esa categoría de símbolos que no envejecen. Lo que comenzó como un detalle improvisado dentro del taller florentino, hoy es un código de identidad que acompaña la historia de la moda y la evolución de las mujeres que la habitan.

Ferragamo celebra su herencia a través del proyecto Vara Bow, una serie de retratos que rinde homenaje al lazo y a lo que representa: movimiento, determinación y elegancia cotidiana. Bianca Balti, Paloma Elsesser, Hyeri Lee y Fiamma Paternò Castello di San Giuliano —sobrina de la creadora original— encarnan distintas maneras de interpretar la feminidad contemporánea, desde la herencia familiar hasta la autoafirmación como acto de libertad.

Fiamma Paternò Castello di San Giuliano, representante de la cuarta generación Ferragamo, nieta de la misma Fiamma que inventó Vara, teje un diálogo constante entre el legado y el futuro, entre el prestigio de la historia familiar y la estética de una joven apasionada por el arte. Crédito: cortesía de Ferragamo.
Bianca Balti, una belleza clásica italiana, ha construido una carrera internacional, demostrando una fuerza extraordinaria tanto en las pasarelas como en la vida. Crédito: cortesía de Ferragamo.
Paloma Elsesser, icono de las pasarelas y activista por la inclusión, abraza su individualidad a través de un lenguaje auténtico, revelando un sentido del estilo inspirado y consciente, entendido como una verdadera forma de expresión y afirmación. Crédito: cortesía de Ferragamo.

En cada imagen, el lazo se transforma sin perder su esencia. Hay versiones clásicas como el pump o el Mary Jane, pero también reinterpretaciones en sandalias o slingbacks que dialogan con una nueva idea de confort y sofisticación. Lo que permanece intacto es su espíritu, una elegancia que no exige pero acompaña.

El azar también es parte del mito. El primer lazo Vara nació de una confusión: Fiamma pidió que fuera de cuero, pero el modelista conservó el grosgrain original. Ese error se volvió un acierto. Desde entonces, la cinta con placa metálica grabada con el logotipo de la maison se convirtió en un sello de identidad que traspasó los zapatos para aparecer en bolsos, cinturones y joyería.

Crédito: cortesía de Ferragamo.

Hoy, ese emblema sigue siendo testimonio del equilibrio entre herencia y modernidad que define a Ferragamo. En cada pliegue del lazo hay una historia de oficio, una mirada que une tradición y progreso, y una convicción que sigue vigente: la elegancia no se impone, se hereda y se reinventa.


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