Una pieza de la serie Locus Amoenus, de Ryan Villamael, instalada en la Bienal de Singapur en 2016. Crédito: Silverlens, Manila / Nueva York.



Por Donna Bulsecco

Al crecer en Los Baños, Laguna, una zona montañosa rodeada de selva tropical en Filipinas, el artista Ryan Villamael sentía una conexión con la naturaleza, creando juguetes con ramas, hojas y piedras en lugar de objetos comerciales. Observaba a su madre, Luisa, quien trabajaba en genética vegetal en una universidad, mirar especímenes botánicos a través de un microscopio. A su vez, su propia mirada como joven artista se centró en los mapas y “cómo los mapas documentan la historia y definen las fronteras y las migraciones”, dice Villamael. Su fascinación también surgió de una motivación personal: preguntarse dónde se encontraba su padre, quien había dejado la familia para trabajar en el extranjero.


Villamael combina estas dos preocupaciones en la exposición colectiva Musafari: Of Travellers and Guests, en la Haus der Kulturen der Welt en Berlín, usando tijeras para recortar impresiones de mapas antiguos transformándolos en doseles de vegetación en su serie Locus Amoenus. “Locus amoenus es latín para ‘lugar agradable’, y cada vez que instalo esta serie, el objetivo es crear un espacio donde las personas puedan encontrar un refugio”, dice. Para las hojas de papel de su creación, Villamael utilizó una réplica de un mapa de 1734 del archipiélago filipino dibujado por el sacerdote jesuita Pedro Murillo Velarde. Su elección de referencias botánicas también tiene significado: los espectadores pueden reconocer las hojas de la monstera deliciosa, una planta tropical que ahora es común en interiores y que representa “la interacción entre lo cultivado y lo salvaje”, dice Villamael, y cómo “ciertas especies prosperan en contextos inesperados”.


Musafari: Of Travellers and Guests estará en exhibición en la Haus der Kulturen der Welt de Berlín hasta el 16 de junio. 

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