
Redacción T Magazine México
El 21 de agosto, fecha del aniversario de boda de Frida Kahlo y Diego Rivera, Bulgari presentó en el Museo Franz Mayer un tributo relojero a la pareja más icónica del arte mexicano: dos piezas de edición limitada a 25 unidades concebidas durante tres años de desarrollo. A la velada asistieron los embajadores de la casa Alejandro Speitzer y Renata Notni, en un lanzamiento que subraya el diálogo entre artesanía italiana y memoria mexicana.

El reloj dedicado a Frida debuta la Tubogas Manchette en oro amarillo: un brazalete-joya que envuelve la muñeca con la sensualidad industrial del Tubogas y graba en su piel un verso inspirado en los textos de la artista, gesto íntimo que condensa su voz y su resiliencia. En la carátula, nácar y diamantes encienden un minimalismo preciso; dentro, late un movimiento mecánico Lady Solotempo con 50 horas de reserva de marcha.

La pieza para Diego Rivera reinterpreta el Octo Finissimo en oro amarillo: un ultraplano de arquitectura geométrica que, por primera vez en la línea, incorpora numerales romanos; unguiño a la mirada del muralista y a un reloj pintado en la Casa Azul que juega con la perspectiva y la “imperfección perfecta”. El fondo de zafiro revela la firma de Rivera y un boceto tipo autorretrato; el calibre automático BVL 138 (micro-rotor, 60 h de reserva) mantiene el perfil extremo de 6.40 mm y un brazalete integrado en el mismo metal.
Más que objetos de deseo, ambas referencias funcionan como obras portables: símbolos de un legado compartido que trasciende el tiempo —y que Bulgari articula con las instituciones custodias del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, así como con la Frida Kahlo Corporation y la familia Rivera— para elevar la relojería a relato cultural. Dos relojes, dosmiradas, un país entero latiendo en la muñeca.