Redacción T Magazine México
Dior publica un volumen singular que funciona como archivo, recorrido y declaración silenciosa. Le Livre Dior Lady Art reúne las reinterpretaciones del Lady Dior realizadas por noventa y nueve artistas desde 2016, año en que la casa propuso convertir su bolso más emblemático en un territorio de experimentación donde la artesanía dialoga con los impulsos del arte contemporáneo.
Nacido en 1995 y bautizado en honor a Lady Diana, el Lady Dior fue concebido como un objeto de líneas exactas y vocación arquitectónica. Su estructura, descrita con precisión casi geométrica por Jérôme Hanover en el ensayo que acompaña la edición, encarna el rigor formal que Christian Dior defendió desde su primer New Look. Ese orden visual, sin embargo, es el punto de partida de las mutaciones que hoy compilan más de doscientas setenta piezas originales.
La premisa es sencilla y desarmante. El bolso, entregado a cada artista como una superficie desnuda, se vuelve espacio de traducción personal. Algunos exploraron técnicas inéditas que alteraron su proceso creativo, otros siguieron una línea natural desde su obra previa. El resultado es un conjunto que abraza materiales, obsesiones y sensibilidades muy distintas. Judy Chicago, Jeffrey Gibson, Gilbert & George, Zhang Huan, Eva Jospin, Faith Ringgold o Mickalene Thomas, entre otros, convierten el Lady Dior en un objeto que sostiene su tiempo y sus tensiones sin renunciar al refinamiento técnico que lo originó.
El libro traza esta década de interpretaciones como si se tratara de una exposición expandida donde diseño, disciplina y mirada contemporánea forman una constelación inquieta. También recupera la vocación original de Christian Dior como galerista y coleccionista antes de ingresar a la alta costura, una historia que confirma la naturaleza híbrida de la casa y su deseo de que la imaginación circule sin jerarquías entre los lenguajes artísticos.
Le Livre Dior Lady Art presenta un archivo que recuerda que el objeto no es estático. Puede ser lectura, cuerpo, superficie emocional y, en este caso, una forma de colaboración entre artistas y artesanos. Una manera distinta de pensar la moda, no como ornamento sino como un puente discreto entre la vida cotidiana y aquello que todavía nos conmueve.
