Travis Gutierrez Senger fotografiado en la taquería La Superior, Brooklyn, Nueva York, el 25 de marzo

Por María Estévez

Ocurre que las cosas que más rápido se desvanecen suelen ser las que  nos dejan un impacto más intenso y duradero. Muchos artistas se han inspirado en el concepto de lo efímero en el arte, aquel que no persigue su preservación en el tiempo, sino lo contrario: disiparse al instante arrastrado por la memoria. De hecho, los artistas contemporáneos están adoptando ahora más que nunca un enfoque efímero en su obra, celebrando tanto la liberación como su impacto simbólico. La belleza transitoria es esencial en el efecto que el movimiento Asco tuvo en la cultura e identidad Chicana. “Los Chicanos no hacen arte, pertenecen a las pandillas” le dijo el comisario del museo LACMA a Harry Gamboa Jr en 1972, cuando Gamboa le preguntó porque no había ni una sola pieza de arte Chicano en sus paredes.  Gamboa regresó al museo esa misma noche con sus colaboradores artistas Gronk y Willie F. Herron III a firmar sus nombres en la pared de la entrada. Al día siguiente, fotografiaron a Patssi Valdez, cuarto miembro del grupo Asco, en ese mismo lugar. Fue una respuesta estética a un arte destinado a desaparecer. Con ‘Spray Paint LACMA’, Asco visibilizó brevemente la falsedad de la misión pública de una institución cegada por los criterios estéticos y la agenda de sus comisarios. Cuando el LACMA blanqueó las firmas de Asco, eliminó el grafiti y destruyó simultáneamente la obra de arte chicano más grande del mundo, eclipsó la noción inclusiva que sustentaba su existencia en la ciudad. Cuatro décadas después de convertir al museo de Los Ángeles en su propia obra de arte, la fotografía ‘Spray Paint LACMA’ formaba parte de la exposición retrospectiva ‘Asco: Elite of the Obscure, 1972-1987’ del Museo LACMA. Cuatro décadas tardaron los comisarios del museo angelino en reconocer al grupo artístico chicano más importante de la historia. Asco es responsable de introducir una nueva expresión creativa generada por la opresión ejercida contra los chicanos. El asco, esa náusea que golpea el estómago ante cualquier cosa que nos provoca disgusto, es la esencia de este movimiento centrado en romper con los patrones normales de comportamiento y percepción raciales.

Impulsado por el movimiento chicano de los derechos civiles de finales de los 60 y el punk underground de principios de los 70, el colectivo Asco fue fundado en el este de Los Ángeles por los artistas Harry Gamboa Jr., Gronk, Willie Herrón y Patssi Valdez, e incluyó a otros artistas a lo largo de sus quince años de historia. Asco expresaba acertadamente la aversión de los jóvenes artistas al injusto panorama social y político de Estados Unidos. El grupo desarrolló una obra altamente estilizada que reflejaba su sensibilidad vanguardista de impulsos activistas. Realizaron interpretaciones de guerrilla en las calles de Los Ángeles en protesta contra las instituciones dominantes, como el Departamento de Policía, el Museo de Arte del Condado, la Iglesia Católica y Hollywood.

La preparatoria Garfield del este de Los Ángeles, una escuela que sufrió paros escolares en 1968 debido a la desigualdad de condiciones, es una institución que los miembros de Asco tienen en común, pero su vínculo más sólido se forjó trabajando en Regeneración, una revista de arte, cultura y literatura chicana editada por Gamboa junto con el resto del grupo. Se convirtió en un caldo de cultivo para ideas como ‘Vía Crucis’, su ‘Posada de Nochebuena’ de 1971, para la cual se pintaron la cara y llevaron una cruz de 4,5 metros por el vecindario hasta un reclutador del ejército local, donde la dejaron en protesta contra la guerra.

‘Primera Cena (Después de un Gran Disturbio)’ presentó al grupo, con máscaras mortuorias y sombreros de copa, sentados a una mesa con comida en una isleta de Whittier Boulevard, lugar donde se produjo un tiroteo policial durante un disturbio con manifestantes contra la guerra. “Para nosotros, experimentar fue parte de nuestro crecimiento y de intentar hacer cosas. Pero además, al ser jóvenes físicamente, usábamos nuestros cuerpos de muchas maneras para crear cosas”, explica Gronk en el nuevo documental presentado en el Festival SXSW sobre ellos ‘ASCO: Without Permision’ que dirige Travis Gutierrez Senger y producen los actores Gael Garcia Bernal y Diego Luna.  

Una de sus obras emblemáticas de Asco fue ‘No Movies’, una serie de fotos escenificadas que parecen parte de una película que en realidad no existe. Pero la obra que más impactó al director del documental y la razón por la que se decidió a rodarlo fue ‘Decoy Gang War Victim’:  una performance pública e intervención urbana, donde Gronk se hace pasar por la aparente víctima de algún tipo de violencia pandillera. Los artistas bloquearon la calle con su cadáver para visibilizar el ciclo de violencia en sus barrios. La idea de Asco era: si podían crear asesinatos falsos en zonas donde creían que surgiría más violencia, tal vez podrían intervenir en el ciclo de violencia y ponerle fin. También les preocupaba la cobertura sensacionalista de la violencia en el Este de Los Ángeles por parte de los medios de comunicación que, según ellos, provoca más violencia. Asco no tenía acceso a los medios ni al sistema político; sentían que no estaban siendo representados adecuadamente por ninguno de los dos. Les interesaba desvirtuar el poder de los medios, por lo que intentaron presentar esta fotografía como una imagen legítima de la violencia. De hecho, una cadena de televisión local la emitió como real. Asco jugaba con la idea de que si podían engañar a los medios, tal vez podrían hacer ver a la gente cómo los medios podrían estar engañándolos a ellos y reflexionarían sobre ello.

En su lucha por conseguir más representación en Hollywood y en la cultura en general, Gutierrez Trejo nos habla en exclusiva de ‘Asco: Without Permision’ y su pasión por el arte, la política y la lucha racial. En un momento cuando  parece que a los humanos se nos está olvidando lo que significa ser humanos, resulta refrescante recuperar la rebeldía, la emoción, la singularidad del grupo experimental Asco que nos revuelve por su inquietante y absoluta libertad creativa. Asco fue un movimiento con un reclamó artístico tan profundo que ha dejado huella indeleble en la identidad chicana. 

T México: ¿Cuál fue tu primer contacto con este colectivo artístico?

Travis Gutiérrez Senger: Descubrí algunas de sus imágenes justo después de la retrospectiva de  LACMA en 2011. Desde entonces se publican más trabajos relacionados con Asco. Uno de mis primeros recuerdos fue la imagen de una pieza llamada ‘Señuelo y Víctima de Guerra de Pandillas’ (Decoy Gang War Victim).  Esa imagen apareció en la portada de Art Forum y me cautivó de inmediato. Cuando leí la pieza en Art Forum sobre ellos, me intrigó mucho y me pregunté: “¿Qué es ASCO?”. Me enganché tanto a su idea que quise aprender más sobre el colectivo artístico. Luego empecé a mirar el imaginario y me di cuenta de que crearon  la serie ‘The No Movie’, compuesta por imágenes fijas que imaginaban largometrajes. Como cineasta y amante del arte, la combinación de ambos elementos me pareció increíble. Esas piezas, centradas en una vida con aspecto glamuroso y desafiante, son realmente intrigantes. A través de ellas he ido aprendiendo sobre ASCO. Para mí, como chicano, nunca había visto un trabajo igual. Me impactó de una manera como nada antes me había impactado. Me veía reflejado en mí mismo, veía a mis tíos y primos, con una frescura y un estilo que no había visto antes en Estados Unidos. Su trabajo es  elegante y estilizado, y el componente político me cautivó ya que mi familia creció con la filosofía del movimiento chicano y participó en algunas de las actividades políticas que surgieron en los años 60 y 70. Por lo tanto, esa conexión, junto con mi interés por el arte, fue realmente impactante. Detrás de sus imágenes, especialmente cuando hacían performances callejeras, por fuera, sí, son muy extravagantes, tienen algo queer y son geniales, pero en realidad hay protesta política.

T México: ¿Cuál es tu origen?

T.G.S.: Crecí en el estado de Washington,  luego pasé largos periodos de mi vida adulta en Los Ángeles, y parte de mi tiempo en Nueva York. He estado yendo y viniendo. Mi abuela era una política chicana que comenzó su vida como migrante trabajando en el campo y finalmente se convirtió en legisladora estatal. También trabajaba con César  (Chávez) y Dolores (Huerta)Viví con ella un tiempo en Seattle. Me gustaba dormir en su casa, escuchando sus historias sobre las ideas del movimiento chicano. Crecí con eso y viendo las películas de Gael García Bernal y Diego Luna. Ellos tuvieron un gran impacto en mí películas cómo ‘Y tu mamá también’, porque me identifico con ese espíritu rebelde. Yo era un chico muy rebelde a los 20 años.

Gutierrez Senger.

T México: ¿Tu película tiene la responsabilidad de rescatar algo que no mucha gente conoce?

T.G.S.: Sí. Por supuesto. Quiero volver a descubrir la historia del movimiento chicano que surgió de la protesta y la moratoria y de los birretes marrones. Eso ha sido una parte del proceso. Yo mismo soy testigo de cómo Asco inspira porque sabía un poco sobre ellos. Desde luego, no sabía al grado que  sé ahora. Al ver imágenes de la película, quedé impactado profundamente porque me ha hecho comprender algunos de los problemas que hemos tenido los chicanos durante mucho tiempo, pero también me hizo comprender que uno puede verse afectado por ellos sin hacer nada. Asco participó en esos movimientos y también en la tragedia. Como la moratoria chicana, cuando la gente moría y la policía reprimía a los manifestantes. Creo que lo que me sorprendió de Asco es que tomaron ese trauma y ese dolor y lo transformaron en este arte extraordinario e inventivo que, en mi opinión, tiene mucho que decir, pero que también era muy colorido, seductor, entretenido y conceptual, con múltiples capas. Para mí, fue un grupo realmente liberador porque decían que se puede ser chicano de todas esas maneras diferentes. Han sido capaces de mostrar al mundo todas las maneras en que se puede ser chicano y que yo nunca imaginé.

T México: Asco es un arte que trasciende más allá de la identidad y marca a muchas generaciones. ¿Cómo conectaste tu película con la nueva generación de artistas chicanos?

T.G.S.: Creo que Asco influyó en muchas aliteraciones del arte. En Los Ángeles, en los EE. UU., ya seas chicano o latino, debido a que su historia ha sido suprimida, apenas está comenzando a conocerse su impacto. Estamos aprendiendo ahora sobre el linaje y el legado de ese movimiento. Para mi película, dado que quería mostrar cuán vital es el trabajo de Asco hoy en día, tenía sentido para mi colaborar con artistas que llevan la tradición del grupo al siglo XXI. He incluido en el filme a artistas que comparten algunos de los mismos valores y todos han colaborando entre sí. Muchos de los artistas en mi película residen en Los Ángeles, Texas, Nueva York; es una constelación de personas que se han visto afectadas por Asco. Se puede ver que ellos tienen ahora la batuta y lo reflejan en sus trabajos conceptuales con enfoques más formales. Realmente se puede apreciar el legado de Asco en su trabajo y su espíritu de colaboración. En Asco: todos eran buenos en cosas ligeramente diferentes y por eso su trabajo se elevó cuando colaboraron.

T México: Al final, los artistas de Asco lograron lo que se proponían: estar en las paredes interiores del LACMA…

T.G.S.: Sí. Querían el reconocimiento que merecían en el mundo del arte. Por supuesto. Querían ser vistos, querían ser reconocidos por su trabajo. Todos, hasta cierto punto, estaban muy contentos de tener ese regreso, por así decirlo, al LACMA, y eso fue realmente importante para su legado.

T México: Les tomó casi cuatro décadas ser reconocidos por LACMA. Si hubieran sido DADA o The Factory hubieran llegado antes. ¿Crees que por ser chicanos fueron ignorados?

T.G.S.: Sí. Totalmente. Sin duda, lo que Asco estaba haciendo, en mi opinión, y creo que mucha gente escribe sobre esto y también coincide: eran como Fluxus o en DADA. Al Hansen, quien formó parte de Fluxus y vino a Los Ángeles, conoció a todos los miembros de Asco y le escribió a Bible Hansen diciendo: “Esto es tan increíble como cualquier movimiento artístico al que haya estado expuesto”. Y luego Bibbe también se hizo eco del trabajo de Asco, como parte de la primera Factory con Warhol. La diferencia con los movimientos Fluxus o Factory radica en que estos artistas recibieron un gran reconocimiento en el mundo artístico, mientras que Asco fue excluido. Esta exclusión se basó, sin duda, en prejuicios raciales. Una de las cosas que hace a Asco tan relevante para el siglo XXI es cómo aborda el tema de la raza. Yo crecí amando a Warhol, Fluxus, el teatro del absurdo y algunos de ellos fueron mis primeros héroes. Pero, en mi humilde opinión, la razón por la que Asco fue más relevante que otros movimientos artísticos radica en la ironía de que precisamente lo que los excluía es lo que realmente hace que su obra esté más presente hoy, y esto tiene que ver con la identidad racial. Incorporan elementos del pensamiento poscolonial a las tradiciones de la modernidad del siglo XX. Para mí, eso los convierte en los cuatro padres de lo que vemos y buscamos en el mundo del arte actual: conversaciones sobre inclusión y exclusividad, el canon, quién pertenece, quién no pertenece, quién decide. La pieza de Asco en el LACMA es un gran ejemplo de cómo abordar de forma directa la conversación de hoy en día, pero en aquel momento: Pertenecemos y convertiremos este museo en una obra de arte conceptual porque nuestro nombre pertenece al museo. Esto lo hicieron a principios de los años 70.

T México: ¿Ha cambiado la participación del chicano en el arte o en el cine?

T.G.S.: Su arte habla al mismo nivel que otros grupos y movimientos. El nivel de sesgo racial en el arte y el cine, entonces y ahora, es muy extremo. Las estadísticas, incluso hoy, sobre cuántos artistas latinos o chicanos están representados en galerías y museos son muy bajas. En Hollywood, la cantidad de latinos y chicanos que encontramos en papeles sigue siendo muy baja; no reflejan nuestra población. Creo que existe una larga historia de prejuicios raciales, que en parte se debe a los estereotipos mediáticos. Creo que esto proviene de un sistema político actual que genera ideas negativas y opresivas en torno a los latinos. El poder nos demoniza e intenta retratarnos como infrahumanos. La idea de tener artistas de talla mundial es un gran salto. Una de las cosas más tristes contra las que luchamos a diario no es solo mostrar nuestra humanidad y ser tratados como seres humanos, sino también mostrar a grupos como Asco y a algunos de los artistas de mi película capaces de crear un trabajo increíble. Creo que la importancia de la película reside en que muestra lo que podemos ser y que pertenecemos, porque así es. Asco, lenta pero certeramente, es la historia de ganar una batalla, no una guerra. La guerra aún la estamos librando.

T México: ¿Por qué es tan difícil en Estados Unidos que los chicanos participen en el poder artístico, cultural y político?

T.G.S.: Hay miedo a perder la posición de poder. La idea de un espacio equitativo en el que todos podamos pertenecer y participar aterroriza a cierto grupo de personas, y hasta que ese grupo de personas finalmente no esté en una posición de poder, creo que vamos a seguir en esta lucha.

T México: ¿Por qué combinas ficción y no ficción en tu película?

T.G.S.: Cuando se me ocurrió, pensé: ¿Cómo podemos hacer una película que celebre a Asco y decir: ‘Esto es un llamado a la acción’.  Respondemos a este llamado colaborando, mostrando y preguntándonos qué tipo de películas queremos ver. Espero haber creado una película hermosa y original con obras de muchos artistas que nos reflejan a los chicanos en el siglo XXI, dándonos voz a lo que queremos decir hoy. Hablé con todos los miembros de Asco y todos estaban encantados con la película. Están muy emocionados por lo que viene. Nos apoyaron mucho.

T México: ¿Cómo la ciudad de Los Ángeles formó Asco?

T.G.S.: No creo que Asco hubiera existido en ningún otro lugar que no fuera Los Ángeles. Especialmente cuando ves la serie ‘No Movie. El colectivo Asco estuvo expuesto a mucho cine y al mercado cinematográfico, donde podían ver y comprar imágenes promocionales de Hollywood. Compraban ropa en tiendas de utilería y Patsy me dijo que solía ir al West Side a ver un puesto de revistas que tenía revistas de todo el mundo, revistas de moda. Una ciudad donde habita Hollywood, donde existen centros culturales como el LACMA, con quioscos de revistas de todo el mundo, junto con el movimiento chicano, las huelgas, las Brown Burettes y la Moratoria Chicana, combinó la receta perfecta para el origen de Asco. Los Ángeles es, en cierto modo, inseparable al colectivo. Sus experiencias y lo que representan conectan con todos los mexicanos y chicanos, pero el nacimiento de Asco está directamente relacionado con Los Ángeles.

T México ¿Cómo conseguiste que Diego Luna y Gael García Bernal fueran productores asociados de tu documental?

T.G.S.: No los conocía de nada. Contacté con su agencia y les envié una presentación. Tuve mucha suerte. Gael había participado en la retrospectiva de Asco en el LACMA. Ya era fan de ellos, y Diego se unió. Cuando finalmente tuve que presentarles la película y conocerlos, me apoyaron mucho. Básicamente me dijeron: “Escucha cabrón, nosotros somos el puto Asco y estamos contigo”. Tuve muchísima suerte con ellos.

Fotógrafa del documental ASCO: Without Permission, un homenaje al arte chicano de Los Angeles.

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