
Redacción T Magazine México
Ricardo Verdejo, chef chileno radicado en México, lidera un proyecto de freestyle gastronómico con ingredientes de mercado y técnicas globales. Se trata de Charco, un nombre que sirve para honrar la memoria líquida del territorio pues hace referencia al lugar donde se encuentra, en el antiguo Lago Mayor de Tenochtitlán (República de Guatemala 24, Centro Histórico). Ahí, donde antes hubo un lago, ahora hay fuego y sazón.
Con una locación privilegiada, en el último piso del nuevo museo del chocolate, Charco es un desfile de sabores del mundo, desde París, Brooklyn y Vietnam, hasta Ensenada y, por supuesto, CDMX. La cocina es abierta, el carbón es protagonista y la carta ofrece una selección de platillos pensados para compartir.
Verdejo abraza la filosofía de “Dining Fine”, que rechaza los protocolos del fine dining tradicional para apostar por una experiencia auténtica, libre y accesible, parte de esta propuesta que invita a la conexión entre paladar y mente. El espacio fue diseñado por el despacho de arquitectura JsA (responsable de Pujol y Ticuchi), y artísticamente intervenido por Cecilia Enrich, cuyo mural a la entrada rinde homenaje a Basquiat y a los ingredientes mexicanos.

La música es curada por el propio chef Verdejo, con rap, hip-hop y R&B, y define el ambiente relajado y sin filtros. El sitio también ofrecerá una serie de pop-ups, colaboraciones mensuales con Yella (el proyecto itinerante de Ricardo) y un colectivo de productores y chefs que comparten la pasión por el ingrediente. Cocina rica, con ritmo, en una mesa donde todos caben.
Ricardo Verdejo es chileno de origen, pero un gran ciudadano del mundo. Ha trabajado en cocinas como Boragó, Cosme, Wildair y Fulgurances. Para Charco desarrolló un menú que celebra la trazabilidad: ingredientes de haciendas, ranchos, mercados y pescadores, seleccionados con cuidado, transformados con técnicas de distintas latitudes y servidos sin pretensiones.