
Javier Fernández de Angulo
Ibiza es una isla con alma, corazón y vida. Su silueta al amanecer deslumbró a fenicios y piratas, y desde entonces todo cabe en ella. Es la isla de la tolerancia, refugio de los hippies que en los años sesenta, entre flores y moda AdLib, crearon su propio rincón de felicidad, y de discotecas de vanguardia como Pachá, epicentro mundial de la diversión nocturna y uno de los emblemas de la isla. En Ibiza conviven héroes y antihéroes (en el centro de la ciudad, entre calles blancas, se alza el monumento a un hijo ilustre, el general Joaquín Vara de Rey, héroe de la Guerra de Cuba), vividores y millonarios, pero también poetas, músicos, navegantes, gourmets, estudiantes y bohemios. Refugio de judíos durante la Inquisición y la Segunda Guerra Mundial, su fama mundial explotó a finales de los setenta, cuando la energía caracteristica de la ínsula —que muchos atribuyen al enigmático islote de Es Vedrá—, comenzó a atraer a celebridades, artistas, modelos y cantantes como Freddie Mercury, Grace Jones, Andy Warhol, Kate Moss, Naomi Campbell, Claudia Schiffer o Peter Lindbergh, y a artistas como Jean-Michel Basquiat o Keith Haring, todos ellos protagonistas de alguna de las legendarias fiestas que siguen celebrándose en las espectaculares propiedades ibicencas.
Las entrañas de la isla y la esencia de sus habitantes quedan ahora magníficamente reveladas en el libro Inside Ibiza (Vendome Press), de la periodista Emma Roig Askari, colaboradora de Vanity Fair España, y el fotógrafo Ricardo Labougle, reconocido por capturar algunos de los espacios más inspiradores en las mejores revistas de decoración del mundo. “Hay algo en esta isla que lleva a la gente a expresar su yo más auténtico, sin importar de dónde venga o a qué se dedique. Espero que las casas seleccionadas saquen esto a la luz”, afirma Roig Askari. En el prólogo, el prestigioso arquitecto e interiorista Daniel Romualdez resume ese espíritu: “Se están disfrutando vidas tranquilas y elegantes en rincones discretos de lo que se ha conocido como una isla de fiesta frenética”.

“Cada una de estas casas refleja la individualidad de sus propietarios, quienes reimaginaron y libremente alinearon con sus gustos personales la estética de Ibiza. Todos los que elegimos para este libro fueron capaces de crear su propio paraíso”, explica a T México Labougle, encargado de transformar en imágenes la luz mágica y cambiante de Ibiza. En verano, la isla se agita, aunque el fotógrafo señala que aún pueden encontrarse resquicios de privacidad entre tanto cosmopolitismo. “Hoy en día los lugareños conviven en armonía con los visitantes de todos los rincones del mundo, todos compartiendo el interés común en disfrutar esta parte del paraíso”, señala el fotógrafo.
Desde los palacios históricos de Dalt Vila, hasta los proyectos más vanguardistas, 22 casas y numerosos rincones desfilan por las páginas de Inside Ibiza. “Cada espacio es único e imposible de reproducir, con un lenguaje de diseño distinto que cuenta su propia historia y la fantasía de sus propietarios. Reflejan a los diversos visionarios que se han sentido atraídos por Ibiza a lo largo de los años”, dice la autora sobre una tierra que captura la esencia de la mediterraneidad, abierta, cálida y magnética, y que ya siente como propia.

Entre las viviendas elegidas destacan la de la diseñadora Miranda Makaroff —una explosión de color que camina entre la psicodelia y la creatividad, entre la estética Barbie y la serenidad—, y la del artista mexicano Stefan Brüggemann, una construcción armónica de acento brutalista firmada por el arquitecto Alberto Kalach en la que tres círculos representan la tierra, el agua y el fuego. En ella, patios blancos, nopales, plantas y pan de oro inyectan vida a la escena, mientras que sus jardines invitan al sosiego en un territorio que, en contra de la fama que le precede (tan real como la vida misma), también puede ser un oasis de calma.
El recorrido nos lleva además a las casas de creadores como Jacopo Etro, amante del Mediterráneo, cuya residencia en lo alto de Dalt Vila, un antiguo palacio del siglo XVIII que compró su padre, ofrece una de las vistas más privilegiadas de la costa, o la del arquitecto Jaime Romano, en la que la madera contrasta con las obras de arte y las lámparas de diseño, que aportan toques de color y vitalidad. Por su parte, el artista Grillo Demo creó un universo propio repleto de detalles: cuadros, vajillas, cerámicas y pinturas que conforman un pequeño mercado de recuerdos personales. Curioso y apasionado de los rastros, combina sus hallazgos con obras de arte, creando una atmósfera tan íntima como ecléctica. En su dormitorio, una cama payesa ocupa el centro de la escena, mientras que su jardín, con exuberantes buganvilias, evoca la magia característica de los atardeceres mediterráneos. La propia autora abre también las puertas de su hogar, imaginado junto al arquitecto Rolf Blakstad y Tania Compton, antigua editora de la edición británica de la revista House & Garden. Su vivienda es un compendio de eclecticismo, influencias y evocaciones: la escalera recuerda a la del Baker Hall de la Universidad Carnegie Mellon, en Estados Unidos, obra del arquitecto valenciano Rafael Guastavino Moreno; una de las cúpulas se inspira en el Panteón de Roma, y la casa junto a la alberca remite a la arquitectura marroquí del siglo XIX tan habitual de Tánger o Nador.

Destino vacacional habitual de diseñadores como Valentino, Giorgio Armani, Gianni Versace, Roberto Cavalli, Paola Fendi, Alberta Ferreti, Nicolas Chesquiére o Miuccia Prada, en la isla blanca también hay lugar para la aristocracia. El primero en llegar fue el archiduque Luis Salvador de Austria, quien en 1867 se convirtió en uno de los pioneros en el turismo de las Baleares, y un siglo después fue el turno de Cayetana Fitz-James Stuart, duquesa de Alba, quien se enamoró de la isla antes de construir una casa que heredaría Eugenia Martínez de Irujo, duquesa de Montoro.
En Inside Ibiza, las huertas se funden con las cocinas, las terrazas miran al campo o se asoman al mar y la naturaleza encuentra su reflejo en el agua. En casi cualquier lugar del mundo, el interiorismo suele responder a un estilo, a un hilo conductor que marca la identidad de cada territorio. En Ibiza, la norma es la libertad creativa. Aquí, cada casa es el reflejo íntimo de quien la habita, pero también un escenario personal de felicidad.
