Crédito: cortesía de la producción.

Redacción T Magazine México

Entre montañas, silencio y niebla, Lachatao revela una manera de entender el mundo que persiste al margen del tiempo. La película de Natalia Bruschtein llega a salas mexicanas tras su paso por el Festival Internacional de Cine de Morelia y el Festival Internacional de Cine de Guadalajara, donde fue celebrada por su mirada íntima y luminosa sobre una comunidad que se niega a desaparecer.

En Santa Catarina Lachatao, Oaxaca, viven alrededor de doscientas personas. Es un pueblo que alguna vez tuvo diez veces esa cifra y que hoy enfrenta los efectos de la migración y el desinterés institucional. Allí, la educación se sostiene por voluntad colectiva: los habitantes enseñan, cultivan, transmiten el zapoteco y defienden un modelo que la Secretaría de Educación Pública se rehúsa a reconocer. No hay sueldos ni presupuestos, solo una convicción: que la enseñanza también puede ser una forma de resistencia.

Bruschtein, quien ya había explorado la memoria en su aclamado Tiempo suspendido, encuentra en Lachatao una nueva forma de esperanza. A través de la mirada de los niños, la directora compone un retrato donde la inocencia es una fuerza política. En cada plano, la naturaleza y la infancia se entrelazan para contar una historia sobre lo que aún puede salvarse.

Crédito: cortesía de la producción.
Crédito: cortesía de la producción.

La fotografía de Miguel Ángel Tovar captura el esplendor de la sierra oaxaqueña sin exotismo ni dramatismo. La cámara observa con calma, permitiendo que la luz y los sonidos hablen del lugar como si fuera un personaje más. A esa mirada se suma el diseño sonoro de Federico Schmucler, que amplifica los murmullos del bosque y el eco de las voces que, entre risas y lecciones, preservan una lengua y una forma de vida.

El resultado es un documental profundamente humano, alejado del discurso de la miseria. Lachatao no denuncia desde el dolor, sino desde la belleza. Muestra la dignidad de un pueblo que siembra conocimiento mientras el mundo acelera su olvido.

Crédito: cortesía de la producción.
Crédito: cortesía de la producción.

Natalia Bruschtein —argentina radicada en México desde 1976— vuelve a confirmar su capacidad para encontrar lo esencial en lo cotidiano. Egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica, su trayectoria abarca sonido, edición y dirección. En Lachatao, conjuga esas tres dimensiones para entregar una obra serena y precisa, una película que respira al ritmo de quienes la habitan.


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