
Por: Nancy Hass
Fotografía por: AM + PM
Diseño de set por: Camille Lichtenstern
El tiempo transcurre en silencio, pero en el universo arcano de los relojes mecánicos el sonido representa el logro supremo. Si bien los relojes que dan la hora a campanadas surgieron en el siglo XVII, no fue hasta finales del XIX cuando se perfeccionó el mecanismo en miniatura. Lograr que un reloj de pulsera moderno emita señales acústicas con precisión milimétrica y timbres claros y resonantes —cada uno con un matiz sonoro ligeramente distinto— requiere añadir más de cien componentes adicionales y se considera la cúspide de la artesanía relojera. La mayoría de las marcas abandonaron hace mucho tiempo este tipo de modelos tan complejos. Pero algunas pocas continúan haciendo estas piezas. Entre ellas se encuentra Omega, cuya nueva edición numerada del Speedmaster fusiona el distintivo cronómetro de la firma suiza con un repetidor de minutos, permitiendo a quien lo porta presionar un botón que activa una secuencia de tonos para indicar los minutos, las decenas de segundos y los segundos. Esta combinación única, contenida en una caja de oro de 18 quilates con carátula de aventurina y subesferas en rosa con grabado guilloché, presenta una belleza sobrecogedora mientras hace resonar cada una de sus campanadas.
Asistente de fotografía: Lucas Mathon.