Crédito: Santiago Baravalle.

Redacción T Magazine México 

En Tulum, la palabra refugio suele usarse con ligereza. Pero Najil Chak se empeña en devolverle peso. Su nombre, tomado del maya, significa “Casa de Tierra Roja” y evoca tanto un lugar físico como una fuerza creativa. El proyecto fue concebido como una residencia capaz de sostener algo más que huéspedes, también historias, transformaciones, rituales compartidos.

Crédito: Emanuele Vignoli.

La arquitectura, levantada con piedra caliza local y acentos tejidos a mano, rehúye lo genérico. Cada rincón está pensado como un gesto de conexión con el territorio y su cultura. El resultado no se limita al diseño, es un espacio que busca traducir el ritmo de la península en experiencia, bajo la premisa del slow living.

Crédito: Memory Box Photography.

En febrero de 2026, Najil Chak será sede de dos encuentros abiertos al público. El primero, un Culinary Retreat, explora la cocina tradicional mexicana desde la cosmovisión prehispánica y el uso de utensilios ancestrales. El segundo, un Slow Living Art Retreat, propone la cerámica, los tintes naturales y las artes manuales como terapias para desacelerar. Ambos intentan contradecir la prisa contemporánea y devolver al visitante al tiempo de los oficios.

Crédito: Marta Kowalaska.
Crédito: Santiago Baravalle.

Más allá de los retiros, el recinto funciona como villa privada y venue de lujo para eventos y residencias artísticas. Entre hospitalidad, creatividad y memoria, Najil Chak plantea un recordatorio fundamental, urgente y muy necesario en Tulum, y es que el lujo también debería implicar respeto al entorno y profundidad cultural.


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