Anillos de la colección inaugural de joyas de Alexis Alexandra Briano para su marca homónima, Alexis Alexandra. Las piezas están basadas en diseños originales del padre y el abuelo de Briano. A la izquierda: el lirio. A la derecha: una naturaleza muerta con la viola, una banda de pensamientos en flor. Crédito: Romain Roucoules.



Por Kate Guadagnino

«Crecí rodeada de restos: polvo de oro, piedras y cera», dice Alexis Alexandra Briano sobre A. Hagosian & Son, la joyería que su abuelo Aram y su padre John mantuvieron durante medio siglo en el hotel Sir Francis Drake de San Francisco.


Aram abrió la tienda en los años 30 tras haber escapado del genocidio armenio de 1915 y, sobre todo por la precariedad de la que surgió, Briano no quería que el negocio muriera con su padre. Hace unos años, encontró en Los Ángeles a un orfebre capaz de recrear los intrincados diseños de Aram y John, piezas fundidas a la cera perdida y grabadas a mano inspiradas en la obra del escultor y joyero italiano del siglo XVI Benvenuto Cellini y en la naturaleza.


El resultado es una colección de ocho anillos en oro de 18 quilates con motivos botánicos envolventes. Hay finos anillos de bandas interconectadas de pensamientos y otros, más pesados y similares a coronas, inspirados en helechos y laurel o hojas de acanto. Con sus finos grabados y acabados anticuados, los diseños –incluyendo uno con tallados de tallos serpenteantes y lirios caídos–tienen un aire de otra época, aunque Briano señala que un anillo tallado con bellotas también resulta “californiano”.


Mientras elaboraba la colección, Briano, que también es psicoterapeuta, reflexionó sobre lo que significa resistir las adversidades o extraer algo bello de una historia difícil. Ve el proyecto, al que ha llamado Alexis Alexandra, como un tributo a su familia y, al mismo tiempo, quiere impulsar la historia hacia el futuro. Planea experimentar con sus propios diseños –y con diversas gemas–y espera, algún día, transmitir su conocimiento a su hija.

alexisalexandra.com


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