
Redacción T Magazine México
En un momento en que “lo local” puede convertirse en eslogan, arca tierra opera como infraestructura: productores organizados, suelos sanos y una plataforma (arcatierra.com) que conecta cosechas de temporada con hogares, restaurantes y visitantes. La red —integrada por más de 40 familias campesinas— trabaja bajo un modelo agroecológico y de agricultura regenerativa; cada plan de siembra se diseña con destino garantizado: más de 250 suscriptores en CDMX reciben canastas a domicilio y más de 40 restaurantes incorporan la cosecha a sus menús.


El proyecto también es un aula al aire libre. En las chinampas de Xochimilco, arca tierra organiza alrededor de 100 experiencias públicas y más de 500 privadas al año —con cerca de 6,000 visitantes nacionales e internacionales— para conocer a quienes producen, entender prácticas campesinas y probar una cocina de proximidad. Entre los hitos, las Comidas Chinamperas: mesas que celebran producto y técnica junto a figuras de la escena gastronómica como Pujol, Máximo, Deckman’s, Contramar, El Chato, Xokol o Levadura de Olla.

La premisa es nítida: resignificar la labor campesina mediante comercio justo, trazabilidad y procesos que reducen impacto —desde el teñido del paisaje con cultivos diversos hasta la economía circular que da nueva vida a materiales de trabajo. El catálogo de ocho experiencias privadas permite adaptar el recorrido a contextos familiares, corporativos o académicos sin perder el hilo conductor: cultivo, territorio, comunidad.
Más que visita, arca tierra propone relación. Una manera de comer —y mirar la ciudad— que empieza en el suelo y termina en la mesa, con nombres y apellidos en medio.