El icónico espacio bajo la cúpula del Mandarin Oriental Ritz, Madrid. Crédito: Mandarin Oriental Ritz, Madrid.

Redacción T Magazine México

En el corazón incesante del Mandarin Oriental Ritz, bajo la cúpula de cristal que parece sostener el cielo mismo de Madrid, nace La Marisquería: un homenaje refinado a la grandeza del mar.

Con la dirección gastronómica del visionario Quique Dacosta y la ejecución impecable del chef Thomas Stork, este nuevo concepto se despliega en el legendario Champagne Bar, transformando su intimidad elegante en un santuario marino. Aquí, los frutos del océano se sirven como joyas: platillos fríos, dispuestos con cubertería de plata, acompañados por pinzas y tijeras que recuperan el ritual ancestral de la marisquería clásica.

El chef Quique Dacosta al frente de la propuesta culinaria. Crédito: Mandarin Oriental Ritz, Madrid.
El chef Thomas Stork. Crédito: Mandarin Oriental Ritz, Madrid.

Cada gesto se convierte en ceremonia, cada bocado en un tributo a la tradición marinera elevada. La Marisquería no es solo un espacio gastronómico; es una experiencia inmersiva donde el lujo y la autenticidad se entrelazan. La tradición se viste de sofisticación, y el mar encuentra un eco personal en cada copa de champagne que se alza bajo la luz que filtra el cristal de Palm Court.

La propuesta de La Marisquería rinde homenaje a las expresiones más elegantes. Crédito: Mandarin Oriental Ritz, Madrid.

Desde hace 114 años, el Mandarin Oriental Ritz, Madrid es emblema del lujo Belle Époque y punto de encuentro irrenunciable para los sibaritas modernos y herederos del legado de la comida y bebida como ritual elevado. Con habitaciones y suites diseñadas por Gilles & Boissier, un abanico de bares y restaurantes bajo la firma de Quique Dacosta —incluido Deessa, con dos estrellas Michelin—, y un centro de bienestar que abraza cuerpo y alma, el hotel se erige como destino en sí mismo.

La Marisquería se suma ahora a esta constelación de experiencias, recordándonos que el verdadero lujo es rendirse a lo esencial: el sabor puro del mar, elevado a ritual, servido en un escenario que respira historia y excelencia.


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