La promesa (2012), obra de la artista Teresa Margolles. Crédito: Cortesía del MUAC.



Por Patrick Charpenel

1.- Los derechos universales del hombre, la vigencia de una razón crítica y la necesidad de desarrollar una sensibilidad política global, ahora, en estos tiempos convulsos, han pasado de moda. En pleno siglo XXI, la globalización está siendo marcada por una contradicción de raíz. Hoy, el desarrollo de nuestros conocimientos debería garantizar mayor bienestar en todo el mundo. Por ejemplo, las máquinas de acero que usamos para transportarnos han mejorado la movilidad y la cibernética está explorando nuevas rutas de información y comunicación digital. Hoy es perfectamente factible recorrer grandes distancias en poco tiempo y transmitir información en tiempo real desde amplias distancias geográficas. A causa de estos avances tecnológicos, las fronteras tendrían que ser más abiertas y fluidas, pero estamos siendo testigos de una involución dentro de los sistemas de control de la información y el transporte. 


Como consecuencia de los cambios demográficos en el mundo, la globalización debería implicar mayor facilidad de circulación y la capacidad de interactuar fraternalmente entre las comunidades internacionales. Pero esta globalización no está siendo tan cordial como muchos quisiéramos. Para poder hacerla mínimamente operativa, los sistemas de información e intercambio económico han debido establecer pactos sociales, normas y acuerdos internacionales de solidaridad sin los cuales sería complicado moverse y abrir conversaciones entre diversos actores políticos. Hoy, en un contexto que debería ser alentador, surgen expresiones xenófobas que detienen el crecimiento económico y la conciliación cultural.


La nueva generación de empresarios de Silicon Valley y la nueva generación de líderes extremistas de América, Europa, Asia y África (sin importar partidos o credos) están concentrando un poder sin precedentes. Este pequeño porcentaje de políticos y emprendedores han diseñado nuevos medios para controlar el dinero y la información. Al ostentar el control de estos flujos, el pequeño núcleo de hombres poderosos no solo ha empobrecido nuestra diversidad natural, sino que ha disparado la brecha entre ricos y pobres.

En su obra La Promesa (2012), Teresa Margolles deconstruyó una casa abandonada en una zona marginal de Ciudad Juárez, una de las ciudades del mundo más afectadas por los feminicidios. En ella, la artista tomó simbólicamente las cenizas de las asesinadas para darles una nueva presencia física. Crédito: Cortesía del MUAC.


2.-El término migración hace alusión a la “acción de desplazarse”. Por lo tanto, se entiende por migración a los fenómenos que implican el desplazamiento de un sujeto o grupo de un lugar a otro. Ahora bien, la migración humana responde a la idea de reagrupación, asistencia social, cambio de entorno ecológico, protección política u oportunidad económica. Esto debemos enmarcarlo dentro de categorías como Estado Político, que alude a la organización social de un territorio específico que, de una u otra manera, garantiza la soberanía de su pueblo, y Territorio Nacional, que indica la superficie terrestre que pertenece y es administrada por un estado político. Los desplazamientos de sujetos o grupos de un lugar a otro o de un país a otro han existido siempre y, a pesar de las implicaciones estructurales, ambientales, sociales y políticas de estos movimientos, siempre han vigorizado al mundo. Los andamiajes culturales que se han creado para impulsar o detener estos cambios son muy complejos y son el foco del presente artículo.


Desde finales de enero del presente año, con el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, la definición de migración ha adquirido nuevos tintes. Para un país como México, marcado por los altibajos económicos y políticos causados por cada administración sexenal, la migración es siempre un factor relevante. No por aludir al enriquecimiento cultural que se produce al poner en contacto a dos o más sistemas, sino, fundamentalmente, por el dinero que inyecta a las economías. Este es un factor condicionante y es aquí donde debemos detenernos y mirar críticamente este fenómeno de circulación humana.

Parte de la obra The Loop (1997), realizada por Francis Alÿs.


3.- El arte contemporáneo de México, como el de otras latitudes, pone la problemática de los migrantes como centro de su interés creativo. Artistas de todas las geografías han reflexionado sobre los medios legales e ilegales que se implementan para controlar los flujos de personas. Muchos creadores mexicanos han puesto sus ojos en la extensa línea fronteriza que separa México de Estados Unidos y, desde ese límite político, han producido obras y experiencias críticas. Pienso en los artistas Teresa Margolles y Francis Alÿs, que han trabajado en las zonas fronterizas de Ciudad Juárez y Tijuana. Por ejemplo, en 2012, Margolles hizo la obra titulada La promesa, en la que deconstruyó una casa abandonada en una zona marginal de Ciudad Juárez. Como es sabido, en Ciudad Juárez se cometen atroces feminicidios todos los días. Por ello, esta localidad es considerada una de las áreas más violentas y peligrosas del mundo. Al ensamblar, uno a uno, los bloques de las paredes de esta edificación rudimentaria en la que vivían mujeres, la artista tomó simbólicamente las cenizas de las asesinadas y les dio una nueva presencia física. Ya sabemos que las economías de las ciudades fronterizas del norte de México están marcadas por amplias poblaciones de migrantes que tratan de cruzar la frontera en búsqueda de oportunidades. Por su parte, Francis Alÿs también ha trabajado en proyectos críticos en la frontera. Recuerdo la acción que realizó para INSITE97. Con la obra titulada The Loop, Alÿs resaltó las contradicciones implicadas en los límites geográficos. El artista decidió desplazarse de Tijuana a San Diego (que técnicamente son la misma ciudad dividida por una muralla) sin cruzar la línea divisoria de ambos países. Para ello, dio la vuelta al mundo, tomando el camino más largo para pasar de un punto al otro sin rebasar los bordes de esta frontera.


Las migraciones animales se desplazan siempre obedeciendo condiciones de supervivencia y desarrollo y, a su manera, las migraciones de humanos fluyen obedeciendo criterios similares. Sin embargo, los controles fronterizos que se establecen por razones políticas, económicas y culturales limitan estos movimientos. Ahora, con la radicalización xenófoba de la administración de Donald Trump, estamos viendo un límite que se resiste a reconocer este flujo. Estos cambios de ubicación geográfica a escala global son naturales y todo ser sensible y racional debería reconocerlos sin reparo.  


TE RECOMENDAMOS